El verano pasado, en la terraza, me di cuenta de que al recoger del suelo las flores de las verbenas, que se habían caído después de la lluvia, el suelo quedaba teñido. ¿Un tinte natural en mi terraza? Tenía que probarlo.
Estos días que había estado jugando con la cúrcuma eran perfectos (puedes verlo en el post anterior), así que abrí el bote donde guardé las flores del año pasado y separé, no con mucho cuidado, los pétalos, los trituré un poco y cuando quedó más o menos una textura parecida a la sal fina, le eché un poco de goma arábiga y finalmente, agua.
Llegados a este punto creo que tengo que avisaros de algo, todo lo hago como me sale en el momento, es decir, no sé de proporciones para la goma arábiga, tampoco tengo una moleta para deshacer bien los grumos y ni siquiera lo trituro demasiado, tampoco sé ninguna técnica de cómo hacer pintura, pero creo que de eso se trata también la experimentación, solo es jugar, dejarse llevar siempre sale bien, porque si sale mal, también ha salido bien.
Una vez aclarada mi total despreocupación, os diré que me ha encantado el resultado, al estar tan “grumosa” la mezcla se consiguen unas texturas preciosas con puntitos y zonas más intensas de color, además, dentro de la tonalidad violeta salen pequeños degradados de azul… y bueno, pensar que estoy pintando con mis propias flores pues me hace mucha ilusión y no hace más que acrecentarse mi gratitud total hacia la naturaleza.
Este año tengo verbenas de más colores… ¡Así que creo que ya sabéis lo que voy a probar! Quizá me haga una paleta de flores. ¡Ya os contaré!
Lydia
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